Desde básicas soluciones en la elevación de cargas hasta complejos sistemas de control de maniobra para agilizar el tráfico vertical de pasajeros. Y desde las primeras civilizaciones hasta nuestros días, con el lanzamiento del revolucionario ascensor ION.
Esa es la historia de uno de los sectores más apasionantes a la par que desconocidos: el de la industria de la elevación. Hoy nos hemos propuesto que la conozcas un poco mejor. Algunos autores consideran que la industria del transporte vertical de personas nace en la década de 1850. No obstante, no se puede entender la aparición de este sector sin antes conocer la evolución de los sistemas de elevación de cargas.
El ser humano, desde las primeras civilizaciones, ha buscado siempre métodos para simplificar trabajos tales como el transporte y la elevación de cargas. De hecho, existen registros documentados de las primeras máquinas simples empleadas en la Antigüedad: la palanca, las poleas, los rodillos o los planos inclinados.
¿Para qué se usaban los primero sistemas de elevación?
La principal finalidad de los primitivos sistemas de elevación era la construcción y la obtención de agua para el consumo y el riego de campos. No en vano, estos sistemas ya disponían de contrapeso, elemento principal de los ascensores eléctricos actuales.
Más adelante, la ingeniería grecorromana contribuye gratamente a la evolución de la tecnología con el desarrollo de los polipastos o poleas compuestas, engranajes primitivos y la aparición de la primera bomba de pistón (un cilindro provisto de un émbolo), principio en el que se basan los ascensores hidráulicos.
¿Cuándo se inventó el primer ascensor para personas?
El primer elevador destinado al transporte de personas del que se tiene constancia data de la era grecorromana. Existe documentación y descripción detallada de un ascensor instalado en el Palacio de Nerón Domus Aurea (año 64 a.C.). Dicho elevador dispone de un sistema de suspensión de cable de cáñamo, carriles de madera, tracción humana, dispositivos de seguridad en caso de caída libre y sistema de posición de cabina indicado por marcas de colores en el cable.
También cabe señalar la existencia de montacargas en el Coliseo romano, en los que se elevaban a gladiadores y fieras a la pista. Estos aparatos ya cuentan con elementos que se emplean en los elevadores actuales como guías, sistemas de amortiguación y de posición. Con la caída del Imperio Romano, estos sistemas pioneros de elevación quedan en desuso.
¿En qué momento aparecen los ascensores modernos?
No es hasta la Edad Moderna cuando se tiene constancia de grandes progresos. A partir del Renacimiento, y gracias al auge de la ingeniería, se perfeccionan máquinas de elevación como las grúas, lo que permite la construcción de edificios más altos. Por otro lado, se mejoran los sistemas de bombeo de agua, lo que da acceso a terrenos subterráneos.
Con una mejor capacidad de construcción y la necesidad de salvar cada vez mayores alturas, surge un interés creciente en los sistemas de elevación, sobre todo de cargas. A su vez, se diversifican los usos; ya no solo se levantan materiales de construcción, también se emplean aparatos de elevación en la navegación, el comercio, la industria y la minería.
Con la Revolución Industrial, la optimización de los elementos de suspensión no es suficiente para cubrir los requerimientos de altura y carga, limitados por la tracción animal o humana. La invención de la máquina de vapor propone alternativas a este inconveniente, pues el vapor como sistema de tracción facilita considerablemente la elevación de cargas. Sin embargo, todavía no existe la concepción de un ascensor apto para transporte de personas ante la posibilidad de caída libre debida a la rotura del cable de tracción.
¿Quién inventó el ascensor para transporte de personas como lo entendemos hoy?
En la década de 1850, Elisha Otis diseña el primer ascensor con un dispositivo automático de seguridad que evita el final desastroso que causa el quebrado de la sustentación. Su diseño consiste en una cabina con trinquetes que se engranan, en caso de rotura del cable de suspensión, con unas muescas situadas en la pared del foso. De este modo, el problema de seguridad se zanja con el sistema de seguridad de Otis.
A partir de ese momento, los autores conciben el nacimiento del ascensor para el transporte de personas. Comprobada la seguridad del dispositivo, los arquitectos comienzan a valorar los sistemas de elevación en viviendas y edificios comerciales y, de esta forma, pueden proyectar edificios más altos.
Con el auge de la industria se optimizan elementos para los elevadores. Se desarrollan motores de vapor específicos para ascensores y surge la tracción hidráulica. Con las mejoras en la tracción, se generaliza el uso del cable metálico (téngase en cuenta que, hasta entonces, el cable más extendido era el de cáñamo con el cual, por lo general, la tracción era manual).